Es un objeto muy simple y muy práctico. Un tablero, generalmente, de forma
rectangular y de color blanco, usado para escribir o dibujar en él. No hay más.
La genialidad del invento es que puedes escribir con un rotulador de cualquier
color, pensado para escribir en este tipo de superficies, y se borra fácilmente.
Se encuentran en las clases, sales de reuniones y en muchos hogares como
entretenimiento de los más pequeños. Para que pinten a discreción sin manchar
las impolutas paredes.
Hay otro medios audiovisuales pero este ha resultado ser
muy práctico a la hora de buscar un apoyo cuando hay que exponer un tema a un
grupo de personas. Así que ya sea una reunión de trabajo, en una conferencia o
una clase magistral este elemento puede llegar a resultar imprescindible. Hay
medios mucho más modernos, como las pizarras interactivas, pero por su precio
es un recurso que no siempre está al alcance de todos.
Exsiten otras opciones, como la pintura que permite pintar una pared por
completo y luego escribir y borrar sobre ella fácilmente, como en cualquier
pizarra blanca. Sobre esta pared, se puede utilizar los mismos materiales que
sobre cualquier otra pizarra: marcadores con colores vivos, fluorescentes, imanes
o elementos magnéticos como reglas y borradores.
Algunas de estas pizarras pueden interactuar con un ordenador portátil,
proyector de vídeo, conexión a internet... de modo que se fomenta la
participación en cualquier tipo de reunión de todos los miembros de la misma.
Con esto quedan ampliadas las diferentes funciones que aporta una
pizarra blanca, es más que un elemento práctico de apoyo, también fomenta la
interacción entre un ponente y su auditorio.
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